Esta tarde Apple ha confirmado lo que algunos médicos habían anticipado pocos minutos antes; Steve Jobs se ausenta de la compañía, temporalmente, por motivos de salud mediante una baja médica. Hasta su regreso, Tim Cook estará al frente de la empresa, aunque Jobs seguirá formando parte en la toma de decisiones importantes.
No hace falta recordar la batalla que Jobs ha librado siempre contra su enfermedad y males derivados. Sin embargo, a sabiendas que Apple, como toda empresa, hace lo que cree conveniente de cara al usuario, es probable que la ausencia de Jobs se haya comunicado oficialmente más de cara a los accionistas que «al resto», cuando todos sabemos el peso específico que tiene Jobs en la compañía. Y los rumores ya empiezan a refreírse.
De la misma forma que antaño se hizo exactamente lo mismo en un caso idéntico, por aquel entonces no tardaron en surgir los artículos post-apocalípticos como si Jobs no fuera a regresar, poniendo en duda la viabilidad de la compañía, aseverando que las keynotes jamás volverían a ser iguales, que Apple jamás levantaría cabeza, y el mundo de la manzana jamás volvería a ser lo que es hoy.
La cosa es que ahora mismo hay muy poco de todo esto que se esté recordando, cuando insisto, el caso es exactamente el mismo. Puede que en su momento se sacaran conclusiones precipitadas, pero bajo mi punto de vista, el nerviosismo se palpa de nuevo en el aire; pasa, que nadie lo dice tan abiertamente como entonces… de momento.
Los trabajadores, directivos y demás van, vienen y se renuevan; lo que queda y sigue adelante son las empresas. Pero aún y sabiendo esto, vuelven los fantasmas del pasado.
