Parece ser que en la Cámara de Comercio de Estados Unidos, donde se tratan asuntos que relacionan empresas y el trato de estas hacia el medio ambiente, las cosas no pintan bien, y Apple ha abandonado recientemente el organismo como protesta.
Todo el mundo sabe a estas alturas que la compañía sigue esforzándose para reducir las emisiones de gases y paliar en la medida de lo posible el efecto invernadero, además de otras iniciativas relacionadas con el medio ambiente. La cuestión está en que la Cámara cree que algunas empresas no están haciendo lo suficiente, postura que choca frontalmente con lo que Apple cree que está haciendo en la medida de lo posible; esta confrontación de posturas ha provocado la marcha de Apple del organismo.
La cuestión está en que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) impulsa una serie de normativas y directrices con el fin de proteger el medio ambiente, a las cuales se acogen las empresas americanas. Pero al no haber ninguna obligación legal clara y transparente, con el fi de no forzar en exceso un cambio después de muchos años de haber hecho daño al medio ambiente, la Cámara cree que algunas compañías no harán lo que es necesario para el planeta hasta que se les inste por ley.
Compañías de los sectores más variopintos del comercio estadounidense, incluidas organizaciones públicas, han presentado durante los últimos meses informes que demuestran que la dirección que se ha tomado para la eliminación de las emisiones de gases nocivos es la correcta. La negación de estas evidéncias por parte de la Cámara ha provocado, hasta el momento, un goteo de abandonos del organismo por parte de varias empresas. El de Apple es el más reciente.